Lorena regresó a su conservatorio de música el 2 de julio a realizar un examen pospuesto desde mediados de junio. Luego de un breve descanso al final del curso académico, se presentó a la última convocatoria en el José White, de Camagüey, la más importante, la de su especialidad: El examen de interpretación de violonchelo.
En el viaje contaba entusiasmada a sus compañeras de curso acerca de sus planes para las vacaciones, pero estas no empezarían pronto. Debe volver el día 15 a rendir la prueba porque el 2 de julio su profesora tenía responsabilidades que cumplir en el Instituto Superior de Arte (ISA), y los otros profesores no quisieron examinarla.
Debió firmar un acta de comparecencia, comprometiéndose a presentarse nuevamente aunque no haya sido su culpa, y pese a que a mediados de julio no hay personal de internado que la atienda en el White.
Que un alumno deba ir de una provincia a otra en plenas vacaciones porque un profesor no puede examinarlo en el tiempo establecido no es extraño en instituciones como el José White.
A los problemas de convivencia y estructura que padece el centro, se suman otros como la falta de organización y comunicación entre profesores y alumnos. Problemas que hacen del "sueño de estudiar en un conservatorio una pesadilla", se queja la estudiante
En el José White, la aglomeración en los albergues, con 58 internos de varias provincias, es uno de los que más quejas originan.
El centro cuenta con tres dormitorios sin seguridad alguna: dos para muchachas y uno de varones. A menudo ocurren riñas y robos.
"Lo último es que clausuraron momentáneamente uno de estos dormitorios y pusieron a todos a dormir en aulas no habilitadas para la función", señaló un estudiante.
Solo en el recién concluido curso, varias alarmas de salud sacudieron el centro. Entre ellas una epidemia de moniliasis por contaminación del agua que atacó a varias estudiantes.
"Alguna niña lo comentó y hubo una visita de Salud Pública, pero no llegó a nada porque los días de la visita todo estaba limpio y decente, incluso el agua", señaló una alumna.
"Los días que hay visita de Salud Pública —dijo Lorena— ellos se enteran y entonces ves a los jardineros recogiendo basura, las cocineras con nazobucos y la cancha limpia. Además, la directora exige orden y limpieza en toda la escuela. Dice que la gente no debe ver lo que pasa en la casa".
A los problemas se añade que en el conservatorio escasea el personal de limpieza. No se cumples normas básicas de higienización. Los baños carecen de duchas, los lavamanos carecen de herrajes y tuberías, los tragantes están tupidos.
Respecto a la alimentación, los alumnos se quejan de la mala comida, la falta de higiene en su elaboración y a la hora de servir los alimentos.
A finales de año una intoxicación alimenticia, producto de huevos descompuestos que fueron ofertados en la cena, causó problemas estomacales al menos a una veintena de estudiantes. Una alumna sufrió un desvanecimiento y fue remitida al hospital.
"La directora exigió que nadie comentara nada acerca de la intoxicación; pero cuando vieron que no podían manejar la situación llamaron a los padres, que debieron recoger a sus hijos porque la escuela no pudo ocuparse ni del transporte", relató Lorena.
Según otras fuentes de dentro y fuera del centro, los fines de semana los alumnos internos no reciben desayuno ni merienda y, como en otros centros estudiantiles, no es posible conseguir la ración excedente de aquellos que no están pues las encargadas del comedor se quedan con la comida sobrante.
Con respecto a lo docente, las aulas y cubículos de estudio carecen de condiciones en cuanto a sonido. No existen aulas destinadas al estudio de instrumentos de forma individual. Los alumnos estudian a la intemperie, "lo cual es difícil porque, por ejemplo, si estudian juntos en el patio, los de viento se comen el sonido de los de cuerda".
Las asignaturas básicas o grupales solo cuentan con cuatro aulas porque las otras fungen de albergues y almacenes. En ocasiones coinciden los horarios de clases de dos o más profesores y no hay lugar. Estos se han visto en la necesidad de impartir sus asignaturas en los alredores de la escuela.
Asimismo, el tema de la preparación académica es algo que deberían investigar las instituciones pertinentes. La preparación general es cuestionable. A los 17 años muchos alumnos no conocen temas básicos de instrucción.
"Cierto es que ellos saben más de música que el resto de los mortales —dice un profesor—, y la propia preparación los hace altamente calificados en su especialidad (aunque eso es cuestionable debido a la ausencia de profesores), pero que un alumno no sepa quien dirigió la Batalla de Mal Tiempo, ni quién escribió Casa de Muñecas, sobre todo cuando estos temas están contemplados en el plan de estudio, sería un problema a erradicar… si les interesara".
Con todos estos inconvenientes, los responsables de la escuela en general, y la directora en particular, hacen caso omiso de la situación en que viven sus estudiantes y se preocupan más del estilo de peinado de una niña o la relación que exista entre dos alumnas.
Al menos tres profesores han sido jefes de Internado solo este curso, y han pedido la separación del cargo sin que la directiva dé razones a los estudiantes y padres. Otros maestros de asignaturas básicas han sido expulsados. "Yo creo que no quieren trabajar con la directora", dijo un estudiante.