Ciudadanos residentes en los municipios Centro Habana y La Habana Vieja, damnificados por las lluvias e inundaciones del pasado 29 de abril, afirman sentirse decepcionados por el proceso de ayuda en la restitución de sus inmuebles, que el Gobierno les prometiera tener garantizado.
Zonas ubicadas en los consejos populares Tallapiedra, Jesús María —La Habana Vieja— y Pueblo Nuevo —Centro Habana— resultaron entre las más perjudicadas por las malas condiciones históricas de sus viviendas y la pésima renovación en la infraestructura de viales y alcantarillados.
A un mes de las intensas lluvias que azotaron a La Habana, no solo se encuentran damnificados por la pérdida de sus bienes materiales y por el proceso burocrático para restituirlos, sino que se suma el asedio y las "advertencias de autoridades policiales por hablar con 'periodistas enemigos de la Revolución'", indica una residente del consejo Tallapiedra. "Se han amenazado a varios vecinos con no ayudarles en nada si hablan o permiten que sean fotografiadas los interiores de sus casuchas. La situación es muy tensa porque en Cuba, se sabe, no son pocos los que chismosean de gratis."
Tallapiedra representa la parte industrial de La Habana Vieja. Con una extensión de 11,38 km2, y una población aproximada de 6.623 habitantes, en este consejo "existen barrios insalubres donde habitan pobladores con problemas de desventajas sociales, marginalidad, etc", admiten funcionarios del Gobierno municipal que, sin embargo, se negaron a declarar sobre la existencia de garantías y recursos reales para solucionar el problema de los damnificados. "Se está trabajando caso por caso para que todos puedan recuperar lo perdido, y nuestros cuadros tienen indicaciones de priorizar a las familias más vulnerables", agregaron.
Nada gratis para nadie
Jesús María, el más tradicional de los barrios de La Habana Vieja, con una extensión de 1 km2 y una densidad de población de aproximadamente 28.000 habitantes, es el de peores condiciones de viviendas, a pesar de hallarse en el radio de acción del llamado Casco Histórico que promociona la Oficina del Historiador.
"Este Gobierno 'ignora' cómo nos buscamos lo poco que tenemos y cómo mantenemos en pie nuestros cucuruchos. Ahora lo perdimos todo en un santiamén y resulta que tenemos que pagar, con precios tremendos, las cosas mínimas con que dicen querer ayudarnos", denuncia un residente de Jesús María.
"Los colchones cuestan 900 pesos, así que te podrás imaginar en cuánto nos va a salir todo lo demás, si es que acaso habrá más", afirma. "Eso no es ninguna ayuda. Quién me puede explicar a mí que, en medio de mi desgracia, tengo que pagar por un colchón el doble del salario promedio."
"No hay que ir a la escuela ni ser profeta para saber que la corrupción y el bisneo se van a poner a la orden del día", agrega otro vecino. "Los trabajadores sociales pasaron una sola vez para hacer la defectación, pero no han vuelto más. De los precios y del proceso para adquirir las cosas nos enteramos porque fuimos hasta Seguridad Social a dar el 'petate'. Al final nos vamos a morir endeudados; hay mucha gente que todavía no pagado el Panda [televisor] y el refrigerador y ahora tienen que meterse en otra balacera. Una deuda eterna que implica el 'chaqueteo' eterno."
En las direcciones municipales del Trabajo y Seguridad Social de ambos municipios, declaran que "existe la facilidad de pago a plazos, que se tramitará a través del Banco Metropolitano, con el requisito de presentar un codeudor", pero desconocen los detalles de si el banco aceptará extender créditos a ciudadanos que aún tienen deudas adquiridas por equipos electrodomésticos y de construcción o reparación de viviendas.
Burocracia a pulso
Una fuente consultada en la Dirección Municipal de Planificación Física de La Habana Vieja accedió a describir el proceso burocrático que tienen que atravesar los ciudadanos en el tema vivienda. Proceso que se agrava ante la ocurrencia de lluvias intensas, ciclones o derrumbes masivos.
"Cuando suceden desastres naturales se crean puestos de mandos que integran las Direcciones Municipales de Vivienda, Planificación Física y funcionarios del Consejo de la Administración Municipal (CAM). Este puesto de mando se ocupa de redactar dictámenes sobre el estado de las viviendas y emiten órdenes de evacuación temporal, o de traslado definitivo a las Direcciones Municipales de Albergues", afirma.
"Para entender bien este proceso se debe conocer, antes que nada, cómo está diseñada la estructura", explica. "Las Direcciones Municipales de Vivienda la componen los departamentos Jurídico y de Riesgo. Con ellos se tramitan todo lo relacionado con documentos de legalización, traspaso, testamentos, dejación de bienes, etc. El Instituto de Planificación Física (IPF) la integran los departamentos de Urbanismo, Trámites y Enfrentamiento a las Ilegalidades, que se encargan de extender entre todas y fundamentalmente, dictámenes sobre el estado de las viviendas, las licencias de reparación, la cesión de solares yermos para la construcción."
"Hay que añadir que los llamados arquitectos de la comunidad (que aprueban si es viable o no, la ampliación o construcción de una vivienda) aunque están subordinados a Vivienda, funcionan como una entidad independiente. Saca cuentas, entonces, sobre el mecanismo diabólico que debe atravesar un cubano para construir, reparar, y hasta heredar o reclamar una vivienda por pequeña que esta sea. Ese proceso representa el caldo de cultivo para la corrupción en este ámbito de la vivienda."
Y concluye: "En mi criterio, y ojalá que así no sea, los que han sido damnificados por estas últimas lluvias tendrán que vivir de la paciencia para no decir de otra cosa. La gran ironía es que eEl Partido ha prohibido referirse a estas zonas como 'barrios desfavorecidos'. Ahora hay que llamarlos 'barrios en transformación'".
Pusimos el anuncio… y qué
El consejo Pueblo Nuevo, con una población actual de 29.479 habitantes en 0,90 kilómetros cuadrados, representa el 19% del total de Centro Habana. Por su posición, al igual que Tallapiedra, la intensidad de las lluvias provoca grandes áreas de inundaciones, pero el récord histórico aconteció el pasado abril: tres metros registrados en las calles de Oquendo y de Santa Marta.
"La última inundación, en el año 2006, no sobrepasó el metro y medio, una medida a la que casi estamos acostumbrados aquí en 'El Hueco' como le llaman a esta zona", cuenta la encargada de un edificio en la barriada. "Llevo viviendo aquí hace 40 años y nunca vi nada igual. Fue de espanto y a mucha gente se le echó a perder todo, hasta los efectos electrodomésticos. Por ahí se está hablando mucho de colchones, cazuelas, cafeteras, ropa reciclada, cocinas eléctricas. Todo eso está muy bien, pero no veo que las autoridades del Gobierno del municipio hablen de refrigeradores y televisores. Y a bastante gente aquí se le ha jodido todo eso."
Otra vecina de los alrededores agregó que también "se afectó la bodega de Santa Marta, donde se perdieron muchos de los mandados [canasta básica de alimentos] y otros se echarán a perder por la humedad y porque no hay dónde almacenarlo".
Pero es el testimonio de Marta Fusté Rodríguez, señora de 88 años que accedió a que sea utilizado su nombre, quien resume y describe "el abandono de este Gobierno a los más vulnerables y a los que lo dimos todo por este país".
"Por aquí he escuchado rumores sobre las amenazas a quienes hablen con 'gente no revolucionaria', pero mi decepción es tan grande y no tengo miedo ninguno a decir la verdad. Yo creí en esta revolución porque, como negra y pobre, fui beneficiada por ella, y yo no suelo olvidar, y trabajé más de 50 años en Salud Pública. Vivo sola con mi hermano que es ciego; perdimos los tres colchones que teníamos, y que tampoco estaban en muy buenas condiciones. Los bomberos tuvieron que romper la puerta, porque los vecinos pensaban que nos habíamos ahogado. Perdimos todos los muebles, junto a casi todos los trapitos, los zapatos, e incluso los ahorritos que tenía en una cajita."
"Los de Bienestar Social vinieron una sola vez y no han vuelto", agrega. "Les dije que al menos me dieran un colchón para mi hermano y que me ayudaran a mover y botar todos los tarecos que todavía están revolcados por toda la casa, y apenas puedo caminar entre ellos. Pero no tengo ninguna esperanza; de dónde voy a sacar 900 pesos y un codeudor para pagarlo a plazos. Ni vendiendo el alma. Todavía me considero revolucionaria, pero no por el Gobierno, sino en mi corazón".
Las llamadas "indicaciones del Partido", tienen distintas interpretaciones y metodologías en las entidades del Gobierno de Centro Habana y La Habana Vieja, donde el único consenso es que "se está trabajando en la expedientación de los casos".
Como acota otra vecina de Pueblo Nuevo, "el Gobierno hizo su anuncio rimbombante de que todo estaba garantizado… pero y qué. Porque aquí el cuartico sigue igualito y esto pinta con ser más de lo mismo".