El ministro de Turismo Manuel Marrero ha declarado recientemente en Ciego de Ávila que uno de los mercados de mayor crecimiento del turismo hacia Cuba en los últimos años es el venezolano.
El ministro no da cifras de ese crecimiento o al menos el periódico Granma no lo reflejó, por lo que no sabemos exactamente a cuanto ascendió en cifras ese crecimiento. Un lector poco atento podría pensar que esa súbita alza de visitantes venezolanos a la Isla se debe a las estrechas relaciones de ambos gobiernos en materia económica y política, y que una de las consecuencias de esos vínculos podría ser el aumento de la buena percepción sobre Cuba de amplios sectores de la población venezolana.
Sin embargo, una de las principales causas de ese aumento sostenido de turismo venezolano hacia la Isla en los últimos años hay que buscarlas en un fenómeno interno de esa nación sudamericana: el férreo control cambiario establecido por el chavismo y la imposibilidad de la población local de poder acceder a dólares de manera legal.
Esta medida ha concitado en ese país un creciente mercado negro donde la unidad de dólar estadounidense se cotiza en estos momentos a más de 200 bolívares fuertes. Debido a ello, los venezolanos buscan en otros países convertir en efectivo el monto crediticio en dólares asignado por el Gobierno para viajar y, de vuelta en su país, cambiarlo en el mercado negro. Como el Gobierno venezolano asigna determinado monto según el país adonde se viaje, muchos escogen a Cuba como destino para cambiar sus dólares en efectivo.
Los venezolanos buscan un país donde no existan esas restricciones financieras que padecen y el salario medio sea muy bajo. De esto último se aprovechan los turistas quienes encuentran en los principales centros comerciales de la Isla la complicidad de los tenderos, dispuesto a atenderlos muy bien y a facturar muchos productos por una comisión de hasta de un 20% del dinero de la tarjeta del interesado.
Buena parte de los venezolanos que visitan Cuba vienen como se dice popularmente a "raspar" y luego cambiar los CUC obtenidos por dólares en las casas de cambio gubernamentales o con banqueros particulares quienes ofrecen una tasa más atractiva que la del Gobierno cubano, el cual desde el 2004 le impone al dólar estadounidense un gravamen de un 10%.
Existen ya arrendadores de viviendas en barrios de La Habana que reciben periódicamente a visitantes venezolanos y los ponen en contacto con tenderos y banqueros quienes les facilitan obtener su dinero en efectivo para llevárselo a Venezuela. Es un negocio clandestino que ha prosperado enormemente. No es casual entonces que resulte muy difícil conseguir boletos para viajar a Cuba, tanto por la aerolínea venezolana Conviasa como Cubana de Aviación, que tienen vendida prácticamente toda su capacidad para el año en curso.
Un venezolano de visita en Cuba cuenta que se "ve obligado a hacer esto porque tiene muchas deudas y la situación económica del país va de mal en peor. Con los dólares que consigo pienso salir un poco de las deudas y terminar de construir mi casa".
Otro ha venido a Cuba en tres ocasiones y afirma: "Con este dinero que me llevo voy a comprarme un carro para mi negocio de venta de carne de res. No puedo entrar con mucho efectivo al país por eso me he visto obligado a viajar tantas veces a Cuba".
Muchos tenderos de las llamadas "shopping" temen mencionar el tema por temor a ser expulsados de su centro de trabajo, aunque ni pestañean cada vez que un venezolano se les acerca, pues es esta una manera muy efectiva de paliar sus menguados salarios.
El directivo del turismo cubano no lo mencionó, pero sin duda buena parte de los visitantes venezolanos no vienen a Cuba solamente a sentarse en el Malecón o a degustar el conocido mojito, sino a llenar sus bolsillos de dólares, posibilidad negada por el chavismo.