El empresario y exguerrillero chileno Max Marambio, de quien se dice que amasó una fortuna en Cuba, cree que con el acuerdo para normalizar las relaciones con Estados Unidos, la Isla marchará inevitablemente hacia el libre mercado y se convertirá en el "dragón" del Caribe.
Según Marambio, exjefe de los escoltas de Salvador Allende y ahijado de Fidel Castro, acusado hace algunos años de delitos económicos en Cuba y con sus empresas expropiadas, el camino de Cuba hacia el libre mercado "es un cauce incontenible", reporta EFE.
Los ojos de los inversionistas "deben estar puestos en la mano de obra profesional y técnica de Cuba, que es "de muy alto nivel", subrayó Marambio en una entrevista que publica el periódico financiero chileno Pulso.
El chileno, que fue condenado en ausencia a 25 años de prisión en Cuba, pero le ganó a La Habana un millonario juicio de indemnización en un tribunal internacional, cree que, aunque inevitable, el camino cubano hacia el capitalismo no será corto.
"No va a ser de manera instantánea, que haya un anuncio no quiere decir que cambie la realidad antes que esto se concrete", dijo.
Consideró que "una vez que estén claras las reglas del juego, hay que mirar las oportunidades que se van abrir y probablemente va a haber muchas".
"¿Qué tiene Cuba para que en un futuro se pueda explorar ese mercado? Cuba puede ser una muy buena mano de obra, no de clase obrera, sino de profesionales y técnicos de muy alto nivel en distintos terrenos", aseguró.
A su juicio, hay mercados en el Caribe que se podrían alcanzar con Cuba como concentrador, porque tiene puertos de gran calado, puertos de combustible y una refinería que produce gasolina.
"Una industria de transformación en Cuba, como de paso al mercado norteamericano, a lo mejor sería atractivo para Chile, complementando determinados productos y terminarlos en Cuba, quién sabe", consideró.
Para Marambio, autor del libro de memorias Las armas de ayer, prologado por Gabriel García Márquez, de quien fue amigo, el acuerdo entre Cuba y Estados Unidos "no tiene parangón", pero está convencido de que La Habana deberá modificar su legislación porque actualmente "es muy complicado" hacer negocios allí.
"Cambiaron la ley de inversión extranjera hace unos meses y remitieron los conflictos que se puedan presentar en la inversión extranjera a tribunales revolucionarios dentro de Cuba. ¿Cómo le van a explicar al inversionista que no tiene alternativa fuera de los tribunales cubanos?, se preguntó.
A su juicio, cuando se toman relaciones diplomáticas con otro país como Estados Unidos, "y supongo que lo saben bien, esto te impone derechos y obligaciones. Las obligaciones son que el país recupere su Estado de Derecho y honre su compromiso, y no convierta esto en una especie de tregua para tener inversionistas", consideró.
Insistió, empero, en que Cuba irá hacia el sistema de mercado, aunque no cree que "el Gobierno vaya a reconocer que conoce ese riesgo (...), o sea, aunque no se planifique de esa manera, va a terminar de esa manera".
"Cuando tú abres una puerta es como cuando se dice 'los animales están medio preñados', y no es así, están o no están, es una cuestión de término absoluto", concluyó.