La villa de Santa Clara fue fundada en las riberas de los ríos La Sabana, hoy Bélico; y El Monte, hoy Cubanicay. En las inmediaciones de la colina de El Carmen, son dos arroyos que entrecruzan márgenes y que siempre fueron símbolos de prosperidad.
Cuenta el manual de historia provincial que las familias fundadoras se asentaron allí "gracias a las condiciones favorables por la cercanía de los caudalosos ríos".
Actualmente, no son tan caudalosos estos arroyuelos que surcan la ciudad.
La situación cambió de manera notable tras los años 50. Hoy el volumen de aguas es mucho menor, resultado de la contaminación, de los vertimientos industriales y residuales, del descuido ciudadano y estatal.
Comenta un viejo santaclareño que antes "había en el río manchas de peces y plantas acuáticas en cantidades. Incluso la benefactora de la ciudad, Marta Abreu, fundó en sus márgenes una casa lavadero para las familias pobres. Hoy todo es una asquerosidad".
"Muchas personas lanzan basura a las corrientes fluviales, así como sustancias tóxicas. La fauna acuífera y anfibia también ha desaparecido", explica el exprofesor de la facultad de biología de la Universidad Central de las Villas, Carlos Martínez.
"Estos arroyos se ha convertido en vertederos, y la gente lanza a sus aguas todo tipo de inmundicia. Animales muertos, sacos, latones de basura y escombros", comenta una vecina del barrio Puerto Escondido, en la zona Centro.
"La mala planificación del crecimiento urbano —explica el biólogo Martínez— determinó que el sistema de alcantarillado de la ciudad vertiera hacia los ríos; y los vertimientos de aguas albañales continúan, se acumulan en las alcantarillas y provocan inundaciones".
Se ha intentado dragar los arroyos. El CITMA provincial ha intentado infructuosamente rehabilitar las corrientes, pero ni la infeliz idea de llenar las aguas de plantas acuáticas, que dejaron sin oxígeno parte del cauce, ni las operaciones de limpieza, solucionó el problema.
La Empresa Provincial de Servicios Comunales (EPSC) permite que vecinos viertan escombros en las márgenes. "Los que arrojan basura a los ríos pueden ser multados, pero no existe un sistema de vigilancia de las márgenes", afirma un directivo de la EPSC al ser cuestionado sobre el tema.
Según la CMHW, emisora local, "en 2009 las autoridades de la ciudad de Santa Clara movilizaron a más de 4.000 personas para la recogida de escombros y basura en ambos arroyos, con el fin de enfrentar la propagación del Aedes aegypti". Actualmente, sus márgenes parecen puros vertederos.
Mientras, Vanguardia, el periódico provincial, rezaba en junio de 2012 que "cientos de metros cúbicos de escombros y de desechos sólidos van a parar diariamente a los 17 km de río del municipio, sin que exista brigada de mantenimiento capaz de parar tanto desorden".
"Entre este caos, algunas bacterias y algas son capaces de utilizar las sustancias perjudiciales en su beneficio, lo cual les da ventaja competitiva en estos hábitats contaminados"; aclara Martínez. De ahí que los ríos, antaño símbolos de Santa Clara, sean hoy cultivo de infecciones y enfermedades.
Actualmente, los antiguos La Sabana y El Monte no son símbolos de prosperidad, sino verdaderos basurales en la ciudad de los pilongos.
"El Bélico y El Cubanicay —dice Martínez— necesitan mucho más trabajo ambiental para restaurarlos a su antiguo cauce."