El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, se reunió este lunes con Raúl Castro, en el primer día de su visita a la Isla, donde tuvo tiempo de pasear por la Habana Vieja, cortarse el pelo en una peluquería privada y visitar a Mariela Castro, reporta EFE.
Ban se encuentra desde la madrugada del lunes en la Isla como invitado a la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que reunirá este martes a la mayoría de los jefes de Estado y de Gobierno de ese bloque, del cual forman parte todos los países de la zona menos Estados Unidos y Canadá.
El secretario general de la ONU, que ha dicho estar "muy interesado" en las reformas que realiza Raúl Castro en busca de la supervivencia de su régimen, y en cómo Naciones Unidas puede "apoyarlas", sostuvo una reunión con Marino Murillo, uno de los vicepresidentes del Gobierno cubano y coordinador del plan de ajustes para "actualizar" el modelo socialista.
El general Castro lo recibió en el Palacio de la Revolución de La Habana.
Según el diario oficial Granma, Ban elogió la gestión de La Habana como presidente pro-témpore de la CELAC, y Raúl Castro le agradeció la presencia en la Isla y le aseguró el "compromiso" de su Gobierno "con el multilateralismo, la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional".
Ban se reunió también con el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Esteban Lazo, e hizo un recorrido por la Habana Vieja con el Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal.
En esa zona, rompió el protocolo y entró en una peluquería para cortarse el pelo con una trabajadora por cuenta propia.
"Nos saludó cariñosamente, luego se sentó y me pidió que le hiciera los cortes", declaró a la AFP la peluquera Josefina Hernández.
Según esa agencia, la presencia de Ban provocó revuelo en la callejuela de la peluquería, que fue ocupada por numerosos fotógrafos, mientras turistas y habaneros corrían para poder verlo, y los escoltas de Ban y agentes cubanos intentaban mantener el orden.
"Esta es la mundial", dijo Eusebio Leal.
Ban visitó luego el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) que dirige Mariela Castro, hija de Raúl Castro, para hablar de la lucha para combatir la violencia contra las mujeres y el seguimiento de la "Campaña Únete".
La campaña, promovida por el propio secretario general de la ONU en 2008, pretende poner fin a la violencia contra las mujeres y movilizar a los gobiernos y a la opinión pública para prevenir y erradicar ese problema global.
En el encuentro en el CENESEX participaron representantes de organizaciones oficialistas como la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) o la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), así como responsables de las agencias de Naciones Unidas que operan en la Isla.
Esta es la primera visita que realiza Ban Ki-moon a Cuba como secretario general de la ONU.
Sus gestos hacia el régimen contrastan con el silencio sobre la oleada represiva que han lanzado las autoridades contra activistas que planeaban para este martes un foro sobre derechos humanos paralelo a la cumbre de la CELAC.
La disidencia interna ha denunciado decenas de arrestos, amenazas y persecución en los últimos días.
Uno de los principales organizadores del foro, el opositor Manuel Cuesta Morúa, permanecía detenido el lunes.
Mientras, el régimen impedía la entrada a la Isla al argentino Gabriel Salvia, director del Centro para la Apertura Democrática en América Latina (CADAL), quien viajó a La Habana desde Perú y coauspiciaba el foro.
Salvia hizo pública una carta a Ban Ki-moon en la cual recordó que en el pasado CADAL ha organizado eventos similares "en los que han participado expresidentes, funcionarios, diversas organizaciones de la sociedad civil y analistas".
"En ningún caso anterior los gobiernos de Uruguay, Brasil, Perú, Chile y Argentina ejercieron presión contra la realización de estos eventos, los cuales se llevaron a cabo con total normalidad", dijo.
El fin de semana, el régimen dijo que el foro de derechos humanos era una "acción de grupos ligados a los contrarrevolucionarios cubanos" apoyados por CADAL, para "llevar a un verdadero boicot" de la cumbre.