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Sociedad

El PCC y la CTC

La posposición del XX Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba está ligada a los objetivos específicos del Partico Comunista.

La Habana

El Pleno XCIII del Consejo Nacional de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), reunido recientemente bajo la presidencia del Segundo Secretario del Partido Comunista (PCC), acordó posponer la celebración del XX Congreso, crear una Comisión Organizadora y designar a Ulises Guilarte de Nacimiento al frente de la misma.

La posposición se realiza, según se informó, para que la recién creada Comisión disponga de más tiempo para los preparativos del evento, el cual tiene pendiente la discusión con los trabajadores del Anteproyecto de Ley de Código de Trabajo y el documento Base del Congreso.

Teniendo en cuenta que hace apenas un mes se celebró otro Pleno del Consejo Nacional de la CTC en el que se evaluó la marcha de los preparativos del Congreso, surgen las siguientes preguntas: ¿Por qué en ese momento no se pospuso la fecha? ¿Por qué se ratificó a Carmen Rosa López al frente de la CTC hasta la celebración del XX Congreso? ¿Por qué la Comisión Organizadora no se creó cuando se hizo la convocatoria, o en el Pleno del pasado mes?

Las respuestas parecen estar relacionadas con las dificultades surgidas en las asambleas preparatorias. De ser así, las dudas apuntan hacia una mala preparación y hacia la incapacidad de la segunda secretaria de la CTC para cumplir con el mandato del PCC.

Tal suposición se fundamenta en que Carmen Rosa López había sido designada al frente de esa labor hasta la celebración del evento y electa Miembro del Consejo de Estado, lo que indicaba que estaba destinada a ser "elegida" en el Congreso como Secretaria General. Sin embargo, de forma sorpresiva acaba de ser sustituida por Ulises Guilarte de Nacimiento, quien dos semanas atrás era el Secretario General del PCC en la provincia de Artemisa.

Los temas a discutir, según la convocatoria al XX Congreso, "estarán vinculados a la economía y constituyen un deber ineludible para la CTC y sus sindicatos para lograr la movilización y participación consciente de los trabajadores en el cumplimiento de la política económica y Social aprobada en el VI Congreso".

No obstante, en las asambleas preparatorias se pusieron de manifiesto las insuficiencias que conspiran contra lo que el PCC espera del movimiento sindical. Me refiero a mantener a la CTC como la única asociación sindical bajo su control para garantizar el apoyo a la implementación de los Lineamientos, para cuyo fin resulta ineludible afiliar a todos los trabajadores, especialmente al sector de los cuentapropistas, que tiende a crecer y contar con una fuerza sin la cual resulta imposible obtener los resultados esperados.

Algunos criterios emitidos durante el proceso arrojan luz sobre lo sucedido. Salvador Valdés Mesa explicó en Matanzas, el 8 de marzo, que aunque los jubilados, los estatales y no estatales constituyen tres fuentes de afiliación con distintos intereses, son los cuentapropista los demandantes de especial seguimiento por la novedad que ellos representan en el movimiento sindical. Luego, a fines de ese mes, en el informe al XCII Pleno, el propio Mesa enfatizó en las deficiencias que se afrontan en el funcionamiento sindical, en la afiliación de los trabajadores, y llamó a combatir el delito, las ilegalidades, las indisciplinas, y a perfeccionar la guardia obrera.

Por su parte, Carmen Rosa López, en una entrevista publicada en Granma el 27 de abril, expresó: "Todavía encontramos con frecuencia en los colectivos a trabajadores que no han sido afiliados por insuficiencias en nuestra labor", y agregó que en todos los procesos de análisis efectuados este año son recurrentes los planteamientos de los asambleístas respecto al salario; lo que demuestra que los objetivos trazados andan por un rumbo y la preocupación de los asalariados por otro.

La conducta de los trabajadores expresa el no reconocimiento de los sindicatos como representante de sus intereses, sobre todo después del Pronunciamiento que hizo la Central de Trabajadores en septiembre de 2010 cuando apoyó los despidos laborales, una medida que afectaba directamente a los trabajadores y sus familias. Ese documento decía: "Nuestro Estado no pude ni debe continuar manteniendo empresas, entidades productivas, de servicios y presupuestadas con plantillas infladas, y pérdidas que lastran la economía, resultan contraproducentes, generan malos hábitos y deforman la conducta de los trabajadores".

En resumen, que el objetivo principal del Congreso es garantizar el papel que el PCC espera de los trabajadores en la implementación de los Lineamientos y no tratar sus problemas específicos, como son, entre otros, la insuficiencia de los salarios y de las jubilaciones en relación con el costo de la vida, lo que ha conducido a los cubanos a sobrevivir al margen de la ley y de espaldas a los llamados ideológicos, a la vez que se ha conformado una moral negativa, que obstaculiza la realización de cualquier proyecto social.

La solución, la libertad de asociación

Hay que recordar que los sindicatos en Cuba surgieron para defender los intereses de los trabajadores cuando el trabajo asalariado comenzó a sustituir la mano de obra esclava; que ese movimiento obrero se generalizó con la Ley General de Asociaciones de 1888 y luego con las libertades y derechos reconocidos en la Carta Magna de 1901; que demostró su fuerza con la fundación de la Confederación Nacional Obrera de Cuba en 1925 y con la huelga de 1933 que derribó el régimen de Gerardo Machado; que logró se aprobaran diversas leyes obreras hasta el Decreto 798 del año 1938 —el más importante en la legislación laboral cubana—, el cual fue refrendado posteriormente en la Constitución de la República; que ese desarrollo condujo al nacimiento de la CTC en 1939; y que se crearon comisiones mixtas para la fijación de salarios mínimos, derecho de negociación colectiva y otras medidas acorde con lo establecido por la Organización Internacional del Trabajo.

Por todo ello, los sindicatos se convirtieron en un sector importante de la sociedad civil nacional, al punto que en 1945 la CTC llegó a ser la segunda central sindical más grande de la región, con medio millón de afiliados.

La moraleja consiste en que la participación de los trabajadores en tareas del Estado o de un partido político, de producirse, tiene que partir del interés, la necesidad y la decisión de los propios trabajadores, lo que constituye una premisa vital para la defensa de sus propios intereses.

Por tanto, la posposición de la fecha del Congreso, de noviembre del presente año al primer trimestre de 2014, tiene su causa más remota en la conversión de la CTC en una organización auxiliar de los fines del PCC, es decir en una pérdida de su independencia que ha llevado a su desnaturalización. Una situación que está por encima de las capacidades de Salvador Valdés Mesa, de Carmen Rosa López, de Ulises Guilarte de Nacimiento o de cualquier persona que se designe al frente del sindicalismo cubano.

La única salida, que depende de una voluntad política hasta ahora inexistente, no está en los cambios de cuadros ni en hacerle añadiduras a los documentos pendientes de discusión, sino en la libertad de asociación. Con ella el PCC podía mantener a la CTC como auxiliar suya y permitir a los trabajadores que no quieran pertenecer a ella crear otras asociaciones obreras y afiliarse libremente a ellas. Sería además una respuesta a los señalamientos y recomendaciones que le hicieron a Cuba en la reciente evaluación en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas.

 
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