El joven político español Ángel Carromero, condenado a cuatro años de cárcel en Cuba por el suceso en el que murieron los activistas Oswaldo Payá y Harold Cepero, se incorporará al grupo municipal del Partido Popular en el Ayuntamiento de Madrid, en el que trabajará tras dejar su puesto como asesor técnico en la Junta de Distrito de Moratalaz, que pertenece también al municipio cabecera de la capital española.
Fuentes municipales citadas por EFE dijeron que Carromero se encargará en su nuevo puesto de preparar, junto al resto de asesores, los informes de los plenos.
Estas mismas fuentes han indicado que este cambio es consecuencia de la presión mediática a la que estaba sometido Carromero, lo que había generado "tensión" e incluso "protestas" en los plenos de la Junta de Distrito.
El pasado 18 de enero, trabajadores de la Junta Municipal de Moratalaz remitieron una carta a la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, así como a la presidenta del distrito, para pedir que Carromero no volviese a su puesto, al considerar que su regreso suponía una "discriminación" con respecto a "los recortes y la pérdida de continuidad de puestos de trabajo" en la junta.
El diario español El País, interpretó el cambio de puesto de Carromero como una rebaja de categoría.
Lo cierto es que el grupo municipal apenas tiene función alguna: por no preparar, no prepara siquiera "iniciativas y proposiciones de cara a los plenos", toda vez que el PP controla las siete áreas de Gobierno y los 21 distritos de la ciudad, señaló el diario.
Carromero, dirigente de Nuevas Generaciones del PP en Madrid, regresó a su país en diciembre de 2012, gracias a un acuerdo de cumplimiento de sentencias vigente entre los gobiernos de España y Cuba.
El español conducía el auto en el que viajaban Payá y Cepero el pasado 22 de julio, cuando ocurrió el suceso en el que murieron. Las autoridades cubanas lo acusaron de ir a exceso de velocidad y no respetar señales de tránsito, pero la familia de Payá, que desde el principio ha rechazado esa versión, lo considera inocente.
En una reciente entrevista, con el diario estadounidense The Washington Post, Carromero aseguró que un auto del Gobierno cubano golpeó por detrás al vehículo que él conducía, provocando el siniestro, y que las autoridades cubanas lo drogaron y amenazaron de muerte para que aceptara una versión falsa de lo ocurrido.