El sistema educacional cubano, impuesto por el Estado sin tener en cuenta los deseos y las preferencias ciudadanas, es paternalista y manipulador con el objetivo de asegurar, mediante la gratitud, el sometimiento. Comienza desde el círculo infantil y llega hasta la universidad y, con un alto contenido político e ideológico, trata de sembrar en los educandos los denominados "valores nacionales y socialistas", en contraposición a los rechazados "valores ajenos y capitalistas". Un componente fundamental para lograr estos objetivos, lo constituyen los libros de texto. En ellos, además del contenido específico de cada materia docente, se introducen, con carácter obligatorio para su aprobación, edición y uso, los conceptos políticos e ideológicos del "modelo". La carga principal aparece en los textos de lectura y de historia, pero también, de forma menos directa, en los de otras materias, incluyendo los de matemática.
En los primeros años de la enseñanza, el proceso se realiza de forma sutil y, al parecer, inofensiva, haciendo hincapié en hechos y personajes históricos "aprobados", mediante relatos y leyendas asequibles a las mentes infantiles, centrando la atención en los principales participantes de las luchas clandestina y armada, presentándolos como los continuadores de la etapa independentista, los grandes héroes que pudieron llevarla a término. Esto se amplía con "la alegría y felicidad desbordantes", entronizadas en nuestros campos y ciudades por el nuevo régimen establecido, con imágenes de niños y adultos sonrientes, enarbolando la bandera nacional, como complemento gráfico de los textos.
En los siguientes años de la enseñanza primaria, la carga política e ideológica se incrementa, manipulando los hechos y personajes históricos a conciencia e, inclusive, los descubrimientos e invenciones en el campo de la ciencia y de la tecnología, ponderando los que corresponden a ciudadanos y países política e ideológicamente afines, en detrimento de los que no lo son.
Aquí ya hacen su aparición, aunque aún de forma "light", las figuras de Marx, Engels y Lenin, vinculándolas a Baliño, Mella, Villena y otros socialistas cubanos, y se habla del socialismo, tratando de situar a nuestra principal figura histórica —José Martí— cercana a esta corriente filosófica, utilizando para ello algunas expresiones y pensamientos generales sacados de contexto, obviando los que directamente la rechazan.
Proliferan también las alabanzas a los países socialistas y a sus logros, principalmente a la extinta Unión Soviética, y se les otorga la condición de "hermanos". El tema latinoamericano se encuentra presente en las figuras de sus principales próceres, encabezados por Bolívar, y se promueve ampliamente el antiimperialismo y la crítica al capitalismo.
En la enseñanza secundaria, ya los libros de texto poseen un enfoque político único, más en la línea "hard", dando por sentado que la única filosofía y economía válidas son la marxista-leninista, y el mejor sistema el socialista. Los textos son más trabajados y dogmáticos, y se da preferencia a las interpretaciones nacionales de los fenómenos políticos, económicos y sociales, utilizando para ello el pensamiento de Fidel Castro, el cual se introduce dentro de las diferentes materias docentes, además de multiplicarse con el estudio obligatorio de sus discursos e intervenciones.
(Recuerdo un examen de matemáticas de mi hijo donde cada problema planteado iba acompañado de una consigna política, lo cual generó comentarios adversos en muchos estudiantes, y en algunos padres al saber de ello, llegando la dirección de la escuela y sus dirigentes políticos a defender esta aberración, al pedirse una explicación al respecto. La única inocente resultó ser la vieja maestra, la cual no tuvo nada que ver con lo que habían introducido en la hoja del examen.)
En la enseñanza preuniversitaria, hasta hace algún tiempo solo posible de cursar en centros establecidos en áreas rurales, por el "supuesto principio martiano" de combinar "el estudio y el trabajo rural", los libros de texto utilizados responden a la formación del denominado "hombre nuevo" y, por lo tanto, se cargan de criterios dogmáticos absurdos, refrendados por los profesores, cuestionados por muchos estudiantes, quienes establecen comparaciones con las difíciles condiciones en que viven, separados de sus familiares, amigos, vecinos, centros culturales, etcétera, y obligados a permanecer en un medio ajeno, alejados de pueblos y ciudades, durante la mayor parte del tiempo, bajo un régimen casi militar.
En la enseñanza universitaria, conociendo que es una etapa donde los adolescentes son difíciles de domesticar y tienen tendencias a cuestionarlo todo, se trata de imponer el pensamiento dogmático bajo el principio de que "la universidad es para los revolucionarios", fomentando un clima de intolerancia política e ideológica. Los libros de texto responden plenamente a esta concepción, ahora desde supuestas concepciones modernas, acordes con los nuevos tiempos y los cambios que se han producido, tanto en la economía como en la política y en la sociedad. Para ello se utilizan los textos que comparten o son cercanos a la ideología del "modelo", descartando aquellos que le son críticos o totalmente descalificativos.
En los últimos tiempos, condicionado por los cambios producidos en el mundo y en la misma sociedad cubana, muchos libros de texto han sido revisados y actualizados, eliminando de ellos referencias y ejemplos obsoletos, así como tratando de cambiarle la envoltura al marxismo-leninismo por una más atractiva, denominándolo "martiano" y, últimamente, hasta "bolivariano". Sin embargo, su esencia sigue siendo la misma.
Recorrer los libros de texto utilizados en la enseñanza en Cuba en este último medio siglo, es realizar, conjuntamente con un viaje al conocimiento, un recorrido por el dogmatismo y la manipulación, en aras de tratar de imponer un "modelo" económico, político y social fracasado.