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Opinión

Inversión estatal en Cuba: dime de qué presumes y te diré de qué careces

El aumento de la inversión estatal que dice haber conseguido el castrismo en 2023 es en realidad continuidad del atraco a un pueblo al que le han birlado la iniciativa y la creatividad.

La Habana
Central azucarero Boris Luis Santa Coloma, en Mayabeque.
Central azucarero Boris Luis Santa Coloma, en Mayabeque. EFE

Aunque a todos nos parece que Cuba está despeñándose por un abismo de miseria, con entusiasmo revolucionario llega Cubadebate y nos corrige, publicando que "de enero a diciembre de 2023, las inversiones en el sector estatal aumentaron en 25.553 millones de pesos con respecto a 2022, lo cual representa un crecimiento de un 35,96%". ¡Venga optimismo!

La simple lógica indica que un aumento interanual del 36% en la inversión, tal como vocifera Cubadebate, trascendería lo económico y una febril actividad invadiría lo cotidiano. Veríamos movimientos de tierras, mantenimientos a gran escala, trasiego de equipos pesados, puertos más activos… ¿Pero algo de eso se observa en Cuba? O, más específicamente, en esa Habana que concentró el 60% de la inversión nacional —¡menudo disparate!— y aun así parece una ciudad fantasma, un Macondo insular donde lo real-maravilloso es alimentarse y pasear sin que un pedazo de edificio te fracture el cráneo.

Piénsese que en China y Vietnam, dos países punteros en el tema, el aumento de inversión interanual ronda solo el 4%. La cifra que ofrece Cubadebate es tan absurdamente triunfalista que la única duda debería ser si, por mentir tan estúpidamente mal, se debería encarcelar al nuevo ministro de Economía junto o separado de Alejandro Gil.

Incluso una reflexión superficial descubre que solo se pueden invertir recursos que se hayan creado con antelación; por lo tanto, toda inversión depende del propio ahorro (acumulación de recursos creados y no consumidos) o de ahorros de un tercero recibido como préstamo o inversión extranjera directa.

Del total de recursos creados por un país, una parte la utilizan los ciudadanos y otra el Estado, y en teoría este solo podría utilizar aquellos bienes y servicios que pueda pagar con lo ingresado vía impuestos o con los beneficios de empresas públicas, que son sus dos únicas fuentes legítimas de financiación. El resto de bienes y servicios debería quedar disponible para la iniciativa privada.

El castrismo, no obstante, sin ahorros y sin nadie que quiera prestarle o invertir en su finca, ha optado por atracar a la sociedad imprimiendo pesos para apropiarse de bienes y servicios que deberían corresponder a los ciudadanos, provocando así un doble empobrecimiento: menos recursos para consumo e inversión privada, lo que genera escasez y dispara los precios, e inflación como consecuencia de la degradación de la moneda nacional, al inyectarse dinero sin respaldo productivo.

Y, además, como todos los precios no suben equitativamente, se altera la proporción de intercambio de bienes y servicios; es decir, los precios relativos sufren una variación artificial —no debida a cambios en la oferta o la demanda— lo que crea una economía caótica donde reina la incertidumbre, que es la principal enemiga de la inversión privada.

Así, esa mayor inversión que Cubadebate ostenta como nuevo logro del socialismo, no es más que la continuidad del atraco a un pueblo al que le han birlado la iniciativa y la creatividad para poder mantenerlo sin libertad. Esa mayor inversión significa, en todo caso, que un Gobierno probadamente mal gestor se ha apropiado de aún más recursos para gestionarlos tan mal como siempre; es decir, significa más miseria inmediata y un futuro aún más sombrío… si es que acaso hay futuro.

Pero, aunque Cubadebate haga su propaganda, invertir un 36% más, cuando has devaluado el dinero un 31%, significa realmente poco. Ajustando los datos a precios constantes para una mejor comparación intertemporal, el aumento de la inversión es insignificante, o inexistente si, en vez de usar el dato oficial de 31% de inflación, calculamos una inflación real más cercana al 100%, que indicaría que, en valores reales, en 2023 se invirtió bastante menos que en 2022, una imagen que se ajusta mucho más a la Cuba paralizada de hoy.

Encima, si se tiene en cuenta que en 2022 todo el sector estatal valoraba el dólar a 24 pesos, mientras que en 2023 muchas empresas importantes ya lo valoraban a 120, nos percatamos de que cada peso registrado como inversión el pasado año puede valer, según la empresa en que se esté utilizando, un 500% menos de lo que valía un año antes, y aunque no sabemos cuánto del dinero reportado dentro del agregado de inversión se contabiliza de esa manera, sí sabemos que estos diferentes tipos de cambio afectan negativamente el valor real de la inversión nacional.

El centralismo totalitario socialista ha causado que la inversión acumulada en Cuba sea crónicamente insuficiente y de mala calidad —asignación errónea de recursos—, dando como resultado un país empantanado, al borde del colapso. Ojalá y estos 65 años de estatismo nos enseñen, como nación, que hacer del Estado, incluso del democrático, fundamento de la prosperidad y la justicia es, además de tremendamente falso, un camino seguro hacia la servidumbre.

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1 comentario

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Profile picture for user Pedro Benitez

¿Por cuánto tiempo puede el poder repetir el ciclo protesta-represión-encarcelamientos, con “un país empantanado, al borde del colapso.”?